El tejido inverso. Materia y energía.

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Antecedentes

Nacemos cubiertos aún por la placenta que nos cobijó desde que llegamos a éste mundo, sin que nadie nos enseñara empezamos a respirar, emitimos nuestro primer grito, el que anuncia nuestra llegada, ese ¡ya estoy aqui! Estableciendo nuestra primera conexión con nuestra madre, la cuál nos dió cobijo durante meses.

Bebé recien nacido.

Justo antes de abrir los ojos, aún sin controlar el organismo que habitamos, nos agarramos a su mano, creando un vínculo que afianzamos justo en el momento que bebemos la leche de sus senos, así, como si ya hubiéramos aprendido todo ello anteriormente de algún modo. ¿Pero que pasaría si esa secuencia de acontecimientos es la que vemos y no la que es en realidad?

¿Pero que pasaría si esa secuencia de acontecimientos es la que vemos y no la que es en realidad?

Tenemos la percepción que todos los actos que realizamos, así como un tejido, se ha de hilar de manera coordinada, trazando el primer nudo, luego el siguiente y así sucesivamente para tener cómo resultado el patrón que decidimos tener de antemano. Todo ello está encuentra meticulosamente planificado, para poder así llevar un orden que nos permita obtener un resultado determinado.

Relación entre lo material y la energía

Albert Einstein en 1920.

Desde hace ya unos 100 años Albert Einstein formuló su famosa ecuación E=mc2, con ella demostró algo que muchos pensaban pero aún no estaba sobre el papel. Se aceptó como real que la Materia y energía estaban unidas, que dependían la una de la otra, ya que la energía da lugar a la materia y la materia da lugar a la energía.

La materia y la energía están unidas y dependen la una de la otra, la energía da lugar a materia y ésta en última instancia a la materia.

Albert Einstein.
Percepción de la materia

Por todo ello, cabe distinguir dos partes de un todo, cuando nosotros caminamos con la calle y miramos al frente, lo que podemos percibir es el pavimento, los verdes árboles y sus frutos, el azul cielo marcado por el brillante sol, el escuchar de las golondrinas que vuelven a crear sus nidos, los niños jugando a la pelota o corriendo, las personas mayores que se sientan en los parque, a la sombra de un viejo olmo. Así es como se manifiesta la materia ante nosotros, a través de nuestros sentidos; pero otra cosa muy diferente es como la percibimos o la sentimos literalmente.

Sentimos la energía

Lo que sentimos al acariciar la mano de nuestra abuela, el calor del amor en los labios al besar, el latir de tu corazón al dar un abrazo verdadero, la relajación del silencio discutido por el cantar de los grillos en verano, la incertidumbre de lo desconocido y querido, el instante justo antes de despertar. En todo ellos y en muchísimos más, lo que percibimos, no es lo material que nos rodea, es el sentimiento que provoca eso que ocurre, lo que vivimos. Así pues, cada día que amanecemos en ésta vida, percibimos como lo material se puede transformar en una emoción por medio de la energía.

La causalidad no es directa

Pero ahondemos un poco más en la relación que existe entre un fenómeno que ocurre y las consecuencias del mismo. Por ello analizaremos un estudio realizado en la universidad de Barcelona, cuyo titulo es Física cuántica y Emociones ¿Y tú qué piensas? Elaborado por Ana Belén López Solano. En el se abarcan un montón de factores, que relacionan las emociones con la energía, así cómo la causalidad entre otros; sobre ésto último podemos leer lo siguiente:

«En gravedad cuántica se considera habitualmente que la geometría del espacio-tiempo debe fluctuar a escalas cuánticas, alterando cómo los eventos se relacionan entre sí. Debido a estas fluctuaciones cuánticas del espacio-tiempo, un evento que se supone es la causa de otro, puede no serlo, rompiendo la noción de tiempo real y de causalidad, y creando paradojas como las encontradas en las historias de viajes en el tiempo.»

Ana Belén López Solano

En éste estudio basado en la física cuántica de Einstein, en el mundo cuántico que da lugar al nombre de nuestro blog, se rompen muchos paradigmas, pues no sabemos con certeza si es el otoño el que provoca la caída de las hojas o si la caída de las hojas da lugar al movimiento solar, si la luna provoca noches de insomnio y mareas, o es ésto último lo que mueve la luna, tampoco sabemos si es la caída de las hojas de otoño la que hace que los frutos maduren en verano. Si el amor precede a un beso o el beso provoca que se ame con anterioridad.

El tejido inverso

Volviendo al ejemplo del principio, no sabemos si cuando nacemos y llenamos nuestros pulmones de aire, que luego provoca el llanto consentido, y seguidamente calmado al tomar la cálida y vitalizante leche materna, ocurre en ese orden, o tal vez todo ello haya sucedido mucho antes, pero más tarde en el tiempo que percibimos. Como si el bebé supiera lo que tiene que hacer, porque ya lo hizo en el futuro, cuando tenía días, meses o años. Tal vez, el tejido que elaboramos con cautela y programado en nuestra vida se entrecruza en el tiempo y el espacio, dando lugar a situaciones cuyo efecto llega antes de empezar, pudiendo así sentir algo antes de vivirlo. Dando la posibilidad de crear nuestra realidad futura, al sentirla como real en el presente y materializándose posteriormente. Es ésta mágica conexión, ésta trabada perfección que rompe los paradigmas que tenemos,es la que denomino «El tejido inverso».

Estás en «Espacio cuántico»; un lugar dónde todo es posible.
Fuentes:
http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/64865/8/PFP_Lopez_Solano.pdf
https://es.wikipedia.org/wiki/Mecánica_cuántica
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